15 de diciembre de 2010

EVIL GENIUS


Recientemente me he podido hacer con una copia de un juego que siempre me había llamado la atención, salido en 2004, y facturado por la empresa del malogrado Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo, versión videojueguil del homónimo tomo de la saga de Tolkien que, de aquella, rivalizaba con la adaptación de la saga cinematográfica. Huelga decir que nunca salió continuación, y es que parece que Vivendi Universal escarmentó.

Pues bien, dicho juego no es otro que Evil Genius, un simulador de estrategia de gestión que pone al jugador en la piel de un villano, abrumado por la idea -poco ambiciosa, no valen bromas- de conquistar el mundo entero esparciendo la semilla del mal por todos los continentes a través de artes poco nobles: robos, conspiraciones, atentados...

La historia es básicamente inexistente más allá de lo ya descrito: tu personaje es un adinerado jefe de un grupo criminal -un gordo, calvo, bajito y con monóculo (extrañamente parecido al Dr. Maligno de Austin Powers); un siniestro Fu Manchu; y una especie de Cruela De Vil sustarída del pop sesentero (de nombre Alexis, pa' variar ¬¬)-que llega a una isla, en principio desierta, donde construir su base de operaciones secretas para empezar a desarrollar su imperio del mal.

La verdad es que lo que más llama la atención al cargar el programa es, sin duda, su genial ambientación, con unos gráficos que derrochan encanto por los cuatro costados a pesar de una sencillez a la que hemos perdido quizá la costumbre de ver en la nueva generación; y es que aún me maravillo de ver cómo unos gráficos coloridos tan simplones y plagados de guiños sesenteros al más puro estilo Austin Powers, pueden engancharme tanto, a pesar del tiempo transcurrido desde su salida (2004).

No obstante, es en la jugabilidad donde va perdiendo puntos a pasos agigantados, pasando de una fase inicial en la que resulta tremendamente divertido disfrutar de las animaciones de los personajes mientras comienzas a construir tu base, la dificultad para conseguir dinero unido a la lentitud -se echa de menos una opción de adelantar o retrasar el paso del tiempo, a lo Sim City- con la que se desarrollan los acontecimientos, resulta exasperante. Esto hace que la mayor parte de la partida la dediques a contemplar tu base, vigilando agentes intentar arruinar tus planes con las escasas posibilidad de: matarlos -a base de trampas o por indicación directa a tus secuaces- o capturarlos e interrogarlos -algo cuya finalidad aún no he descubierto; siempre terminan huyendo y si les interrogas nunca averiguas nada :S. 

Por otro lado, el mapamundi a través del cual se mide la influencia de tu "maldad" en toda la Tierra deja bastante que desear. Parece al principio que cumple su función, pero se queda corto en cuanto a opciones, reduciéndose a enviar X tropas de una clase u otra, según te exijan las misiones, y el programa ya se encarga de devolver un resultado directamente proporcional al número de trabajadores enviados, pasado un tiempo estipulado. No hay más participación por parte del jugador, el cual, a pesar de ello, ha de estar totalmente pendiente del mapamundi, porque no hay ningún sistema de avisos entre el modo base y el modo internacional, encontrándose en multitud de ocasiones con que los operarios enviados a robar a Un país han sido asesinados minutos antes por agentes de seguridad internacionales, sin dar muchas opciones de reacción. Como se puede ver, el interfaz es, sencillamente, frustrante.

De este modo, la tarde de dominación mundial se convierte en un tostón multimedia, sin guión alguno, que hace aguas por los cuatro costados y que termina por defraudarte al poco de empezar. Para colmo, la elección de uno u otro personaje no supone grandes diferencias -que las hay, no obstante- y no invita a la rejugabilidad.Así pues, la partida es una sucesión continua e incesante de objetivos de final muy claro pero poco definido.

A los que os entusiasma poneros en la piel del malo no vayáis a pensar en Evil Genius como otro Dungeon Keeper, porque el título de Bulfrog está a años luz en todos sus aspectos. Una gran decepción, en definitiva, que va a ser inmediatamente borrada del disco duro de mi ordenador con el mismo entusiasmo con el que fue instalado... anteayer.



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